sábado, 18 de marzo de 2017

Sopa de Letras 1




Encuentra las siguientes palabras:
Morfina
Seguridad
Alineado
Canciones
Atronador
Depredador
Despedazado
Hipotiroidismo
Hipócrita
Ayudando
Historiador
Disparando
Biblioteca
Guardianes
Cicatriz

viernes, 17 de marzo de 2017

Receta Papas Rellenas




Ingredientes:
1 papa
2 cucharaditas de mantequilla
2 rebanadas de queso americano norteño
2 piezas grandes de aluminio
sal al gusto

Proceso:
1.- Cortas la papa a la mitad y le rallas lo de adentro con un pela papas
2.- Lo rallado de la papa lo mezclas con mantequilla, el queso y la sal
3.- Introduces la mezcla en la cascara vacía de la papa rallada y las envuelves en aluminio.
Las metes al horno o en este caso en el carbón hasta que empiece a crujir


  

martes, 14 de marzo de 2017

HACER CAFÉ

Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles, iba a darse por vencida.


Su padre, que era chef, la llevó a la cocina. Eligió tres ollas; en una puso zanahorias, en otra colocó huevos y en la última granos de café. Las dejó hervir sin decir palabra. A los veinte minutos el padre apagó el fuego.


Mirando a su hija le dijo: -Querida, ¿qué ves? -Zanahorias, huevos y café, fue su respuesta.


La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, estaban blandas. Luego que tomara un huevo y lo rompiera, estaba duro. Finalmente pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.


Humildemente la hija preguntó: ¿Qué significa esto, padre?


Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad, pero habían reaccionado en forma diferente.


La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.


Los granos de café, sin embargo eran únicos, después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.


-¿Cuál eres tú, hija? Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes? ¿eres una zanahoria que parece fuerte pero te vuelves débil y pierdes tu fortaleza cuando te toca el dolor? ¿eres un huevo, que comienza con un espíritu fluido, pero después de una crisis, o un problema te has vuelto duro y rígido? ¿o eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que el causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor.


Si eres como el grano de café, reaccionas en forma positiva cuando las cosas se ponen mal, sin dejarte vencer y haces que las situaciones mejoren. Buscas que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumine tu camino  el de la gente que te rodea, entonces esparces con tu fuerza y positivismo el dulce aroma del café.


Reflexión:
A veces las adversidades nos abaten y quitan las fuerzas y nos volvemos "zanahorias", otras nos hacen levantar una barrera y aislarnos del exterior y somos como los huevos. Pero lo ideal a la hora de afrontar las adversidades de la vida es afrontarlas proactivamente y sacar lo bueno de lo malo: que de la crisis salga un cambio positivo y aprendamos, evolucionemos, tenemos las riendas y cambiemos nuestro entorno para superar la adversidad... como el café. ¿Qué pensáis al respecto?




Fuente:
http://bit.ly/2jFXiOx


En estos momentos debes sentirte mas como huevo con una barrera sumamente aislado del exterior






EL SILENCIO DE LAS SIRENAS de FRANZ KAFKA

Existen métodos insuficientes, casi pueriles, que también pueden servir para la salvación. He aquí la prueba:


Para guardarse del canto de las sirenas, Ulises tapó sus oídos con cera y se hizo encadenar al mástil de la nave. Aunque todo el mundo sabía que este recurso era ineficaz, muchos navegantes podían haber hecho lo mismo, excepto aquellos que eran atraídos por las sirenas ya desde lejos. El canto de las sirenas lo traspasaba todo, la pasión de los seducidos habría hecho saltar prisiones mas fuertes que mástiles y cadenas. Ulises no pensó en eso, si bien quizá alguna vez, algo había llegado a sus oídos. Se confió por completo en aquel puñado de cera y en el manojo de cadenas. Contento con sus pequeñas estratagemas, navegó en pos de las sirenas con inocente alegría.


Sin embargo, las sirenas poseen un arma mucho más terribles que el canto: su silencio. No sucedió en realidad, pero es probable que alguien se hubiera salvado alguna vez de sus cantos, aunque nunca de su silencio. Ningún sentimiento terreno puede equiparse a la vanidad de haberlas vencido mediante las propias fuerzas.


En efecto, las terribles seductoras no cantaron cuando pasó Ulises; tal vez porque creyeron que a aquel enemigo sólo podía herirlo el silencio, tal vez porque el espectáculo de felicidad en el rostro de Ulises, quien sólo pensaba en ceras y cadenas les hizo olvidar toda la canción.


Ulises, (para expresarlo de alguna manera) no oyó el silencio. Estaba convencido de que ellas contaban y que sólo él se hallaba a salvo. Fugazmente, vio primero las curvas de sus cuellos, la respiración profunda, los ojos llenos de lágrimas, los labios entreabiertos. Creía que todo era parte de la melodía que fluía sorda en torno de él. El espectáculo comenzó a desvanecerse pronto; las sirenas se esfumaros de su horizonte personal, y precisamente cuando se hallaba más próximo, ya no supo más acerca de ellas.


Y ellas, más hermosas que nunca, se estiraban, se contoneaban. Desplegaban sus húmedas cabelleras al viento, abrían sus garras acariciando la roca. Y no pretendían seducir, tan sólo querían atrapar por un momento más el fulgor de los grandes ojos de Ulises.


Si las sirenas hubieran tenido conciencia, habrían desaparecido aquel día. Pero ellas permanecieron y Ulises escapó.


La tradición añade un comentario a la historia. Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino, que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno. Por más que esto sea inconcebible para la mente humana, tal vez Ulises supo del silencio de las sirenas y tan sólo representó tamaña farsa para ellas y para los dioses, en cierta manera a modo de escudo.